Gerardo Martino estuvo a cargo de una de las mejores generaciones de la selección paraguaya, entre 2007 y 2011, dirigiendo en las eliminatorias a Sudáfrica 2010, dos Copas América y un Mundial.
Por Edwin Benítez.
El Tata tuvo como logros haber conseguido una cantidad de puntos que la selección jamás alcanzó (33), llegó al tan famoso quinto partido en la Copa del Mundo y fue finalista en la Copa América que se realizó en Argentina, en 2011.
El grupo humano que armó estaba conformado por grandes jugadores que tal vez no eran figuras ni titulares en sus equipos, pero cuando se ponían la albirroja rendían como nunca. La unión en el plantel se notaba en cada convocatoria.
Las cosas a cuestionar serían el estilo de juego que implementó en su última etapa como entrenador de la selección. Para ser más específicos, en la Copa América de Argentina en donde Paraguay no brilló por su juego, más bien por su actitud mega defensiva que no le permitió ganar ni un solo partido en los 90 minutos reglamentarios de cada partido.
Fue algo histórico. Un equipo alcanzaba la final de una competición sin ganar un solo partido. Se notaba la falta de ideas del seleccionador, hasta que llegó su salida al concluir esa misma competencia.
Martino fue un entrenador que dejo más saldos positivos que negativos, que llenó de satisfacción a todo un país que hasta hoy lo sigue recordando con admiración y respeto, pero que en el ámbito deportivo no dejó nada. Hablamos de un equipo o un estilo de juego, deficits que la selección sigue careciendo hoy en día.
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