Pasaron 47 años desde la primera edición, en el año 1971, de está dura prueba automovilística inspirada en el Rally Safari de África.
Por Alexis Sosa.
En sus 45 ediciones, incluyendo la de este año 2018, los organizadores, participantes, auspiciantes y fanáticos buscaron elementos positivos que justifiquen esta competencia, desde el punto de vista social, desarrollo e interés turístico.
Sin embargo cada año, concluída la competencia -la más difícil e importante a nivel nacional-, nos encontramos con muchas deficiencias y aspectos negativos que la prensa a veces se encarga de ocultar: Abundante basura y desperdicio por todas partes, depredación de la fauna y flora de la región, abusos y molestias hacía nativos y habitantes de la zona, además del constante peligro al que los propios aficionados se exponen y exponen a los demás.
El rally como tal no es malo o perjudicial, pero lejos estamos aún en organización, infraestructura y sobre todo educación cívica de tener una competencia sana y segura. Ya por algo el rally Dakar canceló su paso por nuestro país. Nos falta andar aún y seguir mejorando.
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