El superclasico de nuestro fútbol estuvo marcada por los errores arbitrales de principio a fin.
Por Guido Valdez.
Una vez finalizado el encuentro y sellado el empate, comenzaron las protestas de los jugadores azulgranas contra el árbitro Óscar Velázquez, pidiendo una explicación del por qué agregó un minuto más de juego.
Cuando todo parecía acabar, el candidato a la presidencia del club Cerro Porteño, Raúl Zapag, ingresó al campo de juego y con mucho nerviosismo intentó llegar junto al cuarteto arbitral para increparlos, cosa que no ocurrió por la actuación de la policía.
En una actitud más para el proselitismo que la defensa de los intereses del club, luego su hermano Juan José fue a la sala de prensa a hacer su descargo, denunciando que todo estaba fijado para que un equipo empate.
El presidnete disparó contra la APF y lanzando el micrófono se retiró. Fue una actitud lamentable de parte de los Zapag, que después son los primeros en pedir "un clásico sin violencia".
Cuando deberíamos estar hablando del gol de Fernando Ovelar que dio la vuelta al mundo y del futuro que tiene, lastimosamente nos toca hablar de los errores arbitrales y de la lamentable actitud de algunos dirigentes.
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