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Clásico con polémico final

El Defensores del Chaco fue escenario de una verdadera fiesta del superclásico, el número 301 entre Olimpia vs Cerro Porteño, por la fecha 17 del torneo Clausura.

Por Antonio Guarié.

Por un lado el Decano,con la ventaja de 7 puntos arriba y que con una victoria prácticamente se estaría asegurando el torneo. Por el lado del Ciclón, la obligación de salir a ganar el compromiso para acortar distancia.

Y se daba el pitazo inicial por parte de Óscar Velázquez.


Cerro Porteño inquietó en la primera jugada, pero Raúl Cáceres no pudo enbocarla.

Al minuto 15 llegó el tanto del Ciclón: gran pase de Juan Aguilar para el cara sucia Fernando Ovelar, de 14 años, que tras la salida desesperada de Alfredo Aguilar colocó sobre él para alegría de la parcialidad azulgrana que se deleitó con el juvenil que hacía historia en el fútbol paraguayo.

El Decano no se quedó atrás y salió a buscar la igualdad, que se dio al minuto 26 y en clara posición adelantada de Néstor Camacho, generando duros cuestionamientos por parte de los jugadores azulgranas para el asistente de Velázquez que no pitó el offside.

Nuevamente Ovelar, con remate desde fuera del área, apeligraba al Decano pero el balón salió cerca del poste.

Así concluía la primera etapa, con el marcador de 1-1 y con nervios en ambos equipos.

En la complementaria era Cerro el equipo que se arrimaba más al arco contrario, pero sin la profundidad necesaria para marcar. Olimpia insinuaba, pero carecía de velocidad para inquietar a Antony Silva.

El árbitro adicionó cuatro minutos y Cerro fue en busca del gol, que se dio al minuto 49 ya concluyendo el partido. Centro al área decana, Churin baja de cabeza y Marcos Acosta empuja y convierte el gol azulgrana.

Parecía que se daba el triunfo del Ciclón y, en medio del festejo, se dieron las escaramuzas entre los jugadores y el árbitro expulsa a Víctor Cáceres y a Hernesto Caballero. Grave error de Velázquez, que luego adicionó un minuto más.

Se reanudó el juego y, tras el centro en área del Ciclón, Otálvaro le propinó un codazo a Marcos Acosta que el árbitro no divisó y al caer se produjo el penal para el Decano tras el contacto con el jugador franjeado.

De la ejecución se encargó Ortega para convertir el 2-2 y para que de inmediato Óscar Velázquez diera por finalizado el cotejo.

Pésimo y bochornoso arbitraje que perjudicó a Cerro Porteño, que quedó a minutos de adueñarse del superclásico, mientras que Olimpia mantuvo la ventaja en la tabla.

Pero el clásico siguió en el túnel, dónde los dirigentes se insultaban, y también en las gradas, donde ambas hinchadas se tomaron generando hechos vandálicos. Tuvo que intervenir la Policía Nacional, con gases lacrimógenos y balines de gomas para dispersar a los hinchas.

La violencia ganó nuevamente para enlutar el clásico, que de ser una fiesta pasó a ser una batalla campal.

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